Sí, la comunicación que inspira, se repite. Hay ocasiones en que las palabras lejos de irse con el viento, se quedan. Se quedan, se transcriben, se comentan, se comparan, y… hay gente que hasta las plagia.
¿Estrategia deliberada o no por parte te la campaña Trump para plagiar segmentos del discurso de 2008 de M. Obama? No lo sabemos. Lo cierto es que las palabras de Michelle Obama inspiraron un nuevo discurso. ¡Felicidades Michelle por inspirar inclusive a tus más severos críticos!
Dar discursos que inspiren representa un reto. Se trata al final de cuentas de conectar con la mente al corazón, en un momento determinado, alrededor de un contexto. Se trata de transmitir una pasión, y posteriormente compartirla con quien escuchó el discurso.
Las personalidades y estilos de liderazgo juegan un papel importante en los qués, los cómos y los para qués a la hora de hablar, que generarán reacciones de distintos colores y sabores. Los grandes discursos tienen el poder de tocar e influir en las vidas de las personas. Así que considera que-
-si alguien más escribe tus discursos:
1. marca tú la línea de inspiración para el mensaje y la historia que quieres seguir;
2. pregunta sobre el origen de las fuentes utilizadas; y
3. revisa la propuesta con mente fresca y ojos de adversario, en cuando menos dos ocasiones.
Una vez dicho el discurso por ti, son tus palabras, y no las del escritor.
-en el caso de que tú escribas tus discursos:
1. tómate el tiempo para pensar y escribir;
2. ten claro el objetivo y el contexto de que hables;
3. define máximo 3 mensajes que quieres la gente se lleve;
4. repite y enumera tus mensajes clave a lo largo del discurso; y
5. cierra con el mensaje más fuerte y un llamado a la acción
Para inspirar… el truco está en hablar desde el corazón, y llevarlo a lo tangible; con lo que la gente se puede identificar y relacionar. La gente recordará las anécdotas, los ejemplos, y lo que la hiciste sentir.