Artículo publicado en Forbes el 27 de noviembre, 2017.
Con la llegada de diciembre inicia la época de comidas, cenas y brindis de fin de año. La agenda saturada de eventos sociales característica de la temporada, es una GRAN oportunidad para aprender a manejar el estrés que genera ponerse bajo el reflector. En corto: perderle el miedo a hablar en público y fortalecer tu imagen personal.
Sin importar si el público son 3 personas o mil, una audiencia puede resultar aterradora, aunque seas extrovertido. Se puede generar tal nivel de estrés, por sentirnos evaluados y juzgados, que nos podemos llegar a bloquear por completo.
Hace unos días platiqué en una clase cómo en mi primera gran presentación hace 17 años, frente a ejecutivos internacionales de muy alto nivel, mi mente se puso en blanco, no logré articular un enunciado elocuentemente, además de sudar frío, y todo lo que conlleva el pánico escénico.
Para mucha gente, hablar en público es un reto personal y también es un requisito profesional, que impacta directamente su Imagen Ejecutiva.
Partamos del entendido que las personas en mayor o menor medida vivimos con estrés. La Real Academia Española define estrés como la “tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos”. Sin embargo, lo que pocos concientizamos es que hay estrés positivo o Eutrés y estrés negativo o Distrés.
El Eutrés nos permite salir de nuestra zona de confort y correr riesgos medidos que impulsen nuestro desarrollo y crecimiento como personas. Genera un mayor estado de alerta, provoca rapidez de reacción, fortalece los músculos, y agudiza el pensamiento.
Con el Eutrés también se generan substancias como adrenalina y noradrenalina que nos dan energía y vitalidad, dopamina, la hormona del placer, y serotonina que nos estimula y da confianza para afrontar retos.
Al contrario, el Distrés se genera cuando nos sentimos superados por una situación y eleva el nivel de cortisol. Algunas consecuencias de un elevado cortisol son sufrir de insomnio, incremento en la irritabilidad, falta de energía.
Cuando nuestro nivel de estrés se incrementa al hablar en público, lo que aprendí en mi experiencia del terror, fue que hay un instante en el que depende de uno mismo la historia que le permitimos a nuestra mente contar, para inclinar la balanza hacia el Eutrés o al Distrés, y hoy entiendo que la mente se siente mejor ante situaciones familiares.
crea experiencias positivas
Es por ello que para hablar en público sea una experiencia positiva, hay 3 componentes previos que son clave:
1. Preparación. Prepara el contenido y siéntete cómodo con él. Habla sólo de lo que conoces.
2. Ensaya. Grábate, preséntale al espejo, repite tu discurso a nivel conceptual en tu mente.
3. Visualiza. Ve en tu mente, una y otra vez cómo disfrutas hacer esa presentación, la imagen de éxito de tu exposición hasta el más mínimo detalle (aromas, sonidos, sensaciones, movimientos, espacios).
Preparación y ensayo resultan obvio, pero ¿por qué visualizar? Porque si tu mente al subir al escenario, decodifica la experiencia como 1) conocida, y 2) grata, con mayor facilidad generarás Eutrés, y pondrás a trabajar al estrés a tu favor.
Adicionalmente, unos momentos antes de hablar en público:
1. Sacude la energía sobrante de manos y piernas.
2. Respira profundo.
3. Haz poses de poder durante dos minutos
Ahora viene el reto… proponte hacer una pequeña intervención en el siguiente evento social que tengas; empieza chiquito con los de tu mesa, con una duración máxima de un minuto. En ésta época, el ambiente suele ser muy relajado y solemos tener muchas oportunidades y razones por las cuales brindar o dar gracias.
Finalmente, evita perder el estilo y afectar tu Imagen Ejecutiva en estas fechas con la gente de la oficina, es uno de los errores más comunes de la temporada.