Artículo publicado en Forbes el 26 de junio de 2017.
El nuevo símbolo de status es, estar ocupado. Es importante medir la impresión de tu imagen ejecutiva como líder, las consecuencias hacia la organización, y el impacto financiero.
La imagen que proyecta un ejecutivo con el “síndrome del jefe ocupado” puede infectarse fácilmente en la organización, mermar rápidamente el compromiso del empleado y afectar negativamente la cultura organizacional. Las anteriores son tres consecuencias que impactan directamente el estado de resultados de cualquier organización. Para este ejercicio partimos de la definición general de síndrome, como un conjunto de síntomas característicos de un cuadro patológico.
Según Jeffrey Pfeffer profesor de comportamiento organizacional de la Universidad de Stanford, hace unas décadas estar bronceado era símbolo de status. Hoy, el símbolo de status es estar ocupado, mismo que se relaciona con estar conectado. Adicionalmente, en muchas culturas organizacionales, estar conectado se ha convertido en una competencia del número de horas que se trabaja y se ve mal a quien no se conecta desde sus vacaciones.
“La imagen de un ejecutivo que no tiene tiempo, comunica falta de habilidades básicas de liderazgo.”
Tres síntomas del “síndrome del jefe ocupado” que vemos todos los días son:
- estar online, sin importar conversaciones al tiempo con alguien más;
- conseguir un espacio en su agenda es un reto; y
- salir tarde de la oficina de forma regular.
La imagen ejecutiva de alguien con el “síndrome del jefe ocupado” comunica más pretextos que justificaciones. Por lo que necesitas cuestionarte si:
- estar todo el tiempo conectado es adicción, micro-management, o deseo de querer estar en todo sin poder estar realmente en nada;
- tu agenda la gestionas tú, o tu agenda dicta tu día;
- la siguiente vez que salgas tarde es signo de ineptitud, es decir, el puesto es más grande que la capacidad de gestión para salir a tiempo.
Es lamentable ver cómo la solicitud de “estar disponible” fuera de la oficina se tradujo en una actitud de “parecer indispensable”, aún a sabiendas de que todos somos sustituibles en las empresas. Son entre otros, el entendimiento profundo y estratégico del negocio, el foco en resultados productivos, e inspiración a equipos sin necesariamente tener líneas de reporte sólidas con ellos, es lo que te convierte en “difícilmente sustituible” en las empresas.
Para romper el ciclo del “síndrome del jefe ocupado”, necesitas:
- estar presente con la gente, para permanecer conectado;
- gestionar tu agenda por prioridades;
- tener un balance entre vida personal y trabajo, que te hace más productivo, aún si los límites entre ambos se cruzan.